Dejando de Amar
He confundido
el dulce sonido
que al día oscurece.
Ocultado por siempre
la triste mirada,
que al sonido sofoca.
He olvidado
por qué simple mentira
empecé a creer sin medida.
Enfrentado
al espejo,
que de mi reflejo se cansó.
Y ahora solo el silencio
en mi corazón,
solo un fragmento de mi amor
viven para dejarme morir fría.
Empieza a nacer en mí
el vivir sin calor,
el morir sin rumbo.
Pero aunque
la existencia sea dichosa
el individuo oculta su miseria
cual castigo mortífero,
cual herida sagaz y certera.
Ya no hay tiempo,
el día es mortal
y el beato anormal,
en su inocente locura
ya no añora nuevamente amar...
ya no quiere volver a empezar
la invisible trayectoria que lo mata
cada vez más.
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